jueves, 25 de diciembre de 2014

MI HERMANO MAYOR

Mis padres habían muerto en un accidente de tráfico regresando a casa de una cena, a altas horas de la noche. Mis abuelos habían muerto también hace años, y no podía contar con mis tíos. Yo aún era pequeño y mi hermano mayor cruzó una noche el océano para ocuparse de mí, como quien se enfrenta a su pasado o asume, al fin, el pago de una vieja deuda. Yo apenas sí me acordaba de él y me enseñó pronto que nada le molestaba más que el abuso de los débiles, y una cosa en la que creía ciegamente: el orgullo y el esfuerzo pueden con todo y hacen que se fortalezca el espíritu.
Sabía que no podía sustituir a nuestros padres, pero estos principios lo empujaron a intentar que yo casi nunca los echara de menos. Las mismas cualidades lo hacían persistir en su empeño por convertirse en uno de los mejores escritores del mundo; ahora, además, tenía que ser, como la Santísima Trinidad, tres personas a la vez: mis padres y mi hermano mayor. No era sencillo ni para él ni para nadie. Antes de la terrible circunstancia, ni siquiera tuvo que existir para sí mismo. La literatura es un trabajo solitario, como se ha dicho muchas veces.

 






No hay comentarios:

Publicar un comentario