miércoles, 24 de diciembre de 2014

LA LARGA ESPERA

Como siempre, desde hace más de veinte años, ya es de madrugada y el viejo continúa solo, sentado en su polvoriento sillón de la terraza. Ensimismado, mira sus campos y plantaciones, los invernaderos frente a él, mientras la débil luz de una lamparilla de queroseno ilumina la foto vaga y risueña de su hijo. El viejo escucha el ronroneo del gato, el viento ardiendo en las altas copas de los pinos, y un programa de entrevistas en su antiguo aparato de radio… Lo escucha todo, pero siempre cae dormido antes de que su hijo le diga que es inútil la espera, que está muerto, y ya no puede atravesar los caminos de la noche para sentarse con él.


No hay comentarios:

Publicar un comentario