lunes, 22 de diciembre de 2014

EL AHOGADO

Juan Jesús, el hijo de Maruca, la anciana que vive en la casa de Juan Ramos, se ahogó en la playa del pueblo cuando sólo tenía siete años. Mi madre siempre dice que mi abuela contaba cómo lo buscaron durante días a mucha distancia de la orilla, mar adentro, y que el pobrecito estaba allí mismo, a unos pocos metros, donde la arena se acaba y viene luego un gran socavón. Juan Jesús no sabía nadar y murió por atrevido y confiado, eso escuché siempre. Fue un golpe durísimo para la madre que, pese al tiempo transcurrido, nunca se recuperó ni volvió a ser la misma; aunque le quedaba otra hija, Inmaculada. Casi sesenta años después, estaba yo una tarde en la playa preguntándome dónde había ocurrido exactamente todo. Nadie hablaba ya de ello y la gente fingía haberlo olvidado. Ocioso, tomaba el sol, leía o miraba a las gaviotas picoteando entre las algas, hasta que un niño se me acercó de pronto con un cubo, un rastrillo de juguete en la mano y un papelito. «Es para usted», me dijo, y volvió corriendo a la orilla. Intrigado, abrí la hoja un poco mojada: «Ayúdame. Las noches de invierno aquí abajo son muy oscuras», habían escrito con mala letra infantil.











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