UNA PRUEBA
DEFINITIVA
Todo
ha ocurrido como estaba previsto. ¿Cómo estaba previsto?, ¿qué
quieres decir con eso? Es decir, todos lloraron mucho, estaban
verdaderamente tristes. Nadie entendía qué había pasado. Las
coronas de flores se amontonaban en la iglesia y sobre el coche
fúnebre. La muchacha estaba tan rígida, tan pálida, tan difunta...
de veras, y siendo tan joven. Tan quieta, llevaba tantas horas
inmóvil, vigilada por tantos ojos familiares que la habían visto
crecer, decir las primeras palabras, aprender a montar en
bicicleta,... en fin, una gran pena. El tiempo siempre pasa lento en
los entierros, como si alguien retrasara el reloj. El padre lloraba a
lágrima viva, con los ojos enrojecidos. La madre no dejaba de
lamentarse. La abuela, con el gesto contrahecho y el pelo
completamente blanco, como si hubiese envejecido veinte años de
golpe. Una tragedia, una verdadera tragedia griega. Todo había
ocurrido después de la última crisis. Forrados de negro, una mueca
fea en el rostro. Ella impasible, sin moverse. Te lo prometo: cuando
le cogieron las manos por última vez y se las juntaron sobre el
pecho, nadie se dio cuenta que aquel corazón, aunque débil, seguía
latiendo... ¿Cuándo crees que empezará a gritar? No lo sé ni me
importa, pero te lo advierto: sin sentimentalismos. Solo la sacaremos
cuando todo haya acabado de verdad. Entonces será más fácil
comérsela.
No hay comentarios:
Publicar un comentario