martes, 28 de abril de 2015

LA ALIANZA

A la caída de la tarde
cruza junto a las palmas
que agitan manos invisibles.
Cuando cae la tarde, palmas y adelfas rojas
al sur de un pueblo polvoriento,
minúsculo,
marcado por la herida del hibisco
y el livor torturado del desierto.

¿Para quién camina y hacia dónde?
¿Por quién viene y avanza
entre la fresca música del mundo?

Sopla seca la brisa, indiferente,
cuando cae la tarde
y arden las palmas de oro,
en el umbral del sur, a las puertas del pueblo.

Ahora no se siente separado
de toda esta cadencia jubilosa
de la que viene la mitad
de su sangre, el denario,
la moneda partida de su sangre
como símbolo deseoso
de un cumplimiento, de una integridad.

Hombre de las colinas,
a los pocos que quieren escucharlo
transmite lo aprendido:
intimidad y espacio, soledad,
silencio, un poco de belleza...
esta alianza con todo lo que existe. 


1 comentario:

  1. Uno de los mejores poemas que te he leído últimamente. Un íntimo retrato de tu sur, una duda dentro de una convicción, evocador y sensual. Imprescindible. Felicidades.

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