LA
ALIANZA
A
la caída de la tarde
cruza
junto a las palmas
que
agitan manos invisibles.
Cuando
cae la tarde, palmas y adelfas rojas
al
sur de un pueblo polvoriento,
minúsculo,
marcado
por la herida del hibisco
y
el livor torturado del desierto.
¿Para
quién camina y hacia dónde?
¿Por
quién viene y avanza
entre
la fresca música del mundo?
Sopla
seca la brisa, indiferente,
cuando
cae la tarde
y
arden las palmas de oro,
en
el umbral del sur, a las puertas del pueblo.
Ahora
no se siente separado
de
toda esta cadencia jubilosa
de
la que viene la mitad
de
su sangre, el denario,
la
moneda partida de su sangre
como
símbolo deseoso
de
un cumplimiento, de una integridad.
Hombre
de las colinas,
a
los pocos que quieren escucharlo
transmite
lo aprendido:
intimidad
y espacio, soledad,
Uno de los mejores poemas que te he leído últimamente. Un íntimo retrato de tu sur, una duda dentro de una convicción, evocador y sensual. Imprescindible. Felicidades.
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